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Prosas Malditas y otros Símbolos,Noche


Noche….


Solitaria y fría, pero no de un frío exterior, si no de uno interior. Aún recuerdo la noche en que mi alma se alejó de mi cuerpo y el frío ocupa su lugar, esa noche en que el alma abandona mi ser y el vacío surgió en su lugar, esa noche en que mi alma abandonó mi corazón y la esperanza acudió a mi rescate. Hace ya tiempo que mi alma se fue, pero la esperanza no ha abandonado mi corazón. Es el único vestigio que conservo de lo que una vez pudo haber existido. Sí, pudo haber existido pues nunca sucedió. Es por eso que el vacío también ocupó un lugar en mi ser. Pudo haber existido; pues de haber existido en realidad el frío no hubiese invadido mi cuerpo, y el calor del recuerdo de lo que fue me hubiese brindado un refugio a dónde acudir.


Noche…


Solitaria y llena de sombras, sombras que surgen sin una luz que las contraste; sombras más oscuras que la noche, formadas de recuerdos que nunca fueron; recuerdos que aun así son más reales que el frío que cubre a mi ser.


Noche…


Que sin más refugio a donde ir y presa del frío y el vacío la esperanza no ha abandonado mi corazón aun. Esperanza que viene de un más allá que alguna vez existió; esperanza es pues el único sentimiento capaz de contrarrestar lo que no existió. Por eso espero, no con una esperanza ciega del incrédulo que confía en algo ajeno a él; si no con la esperanza de lo que fue y volverá a ser.


Noche…


Tu que eres la única capaz de revelar los misterios del alma proyectándolos en tu penumbra; tú que eres la única capaz de coagular lo que en otro lugar es, fue o será. Tú que eres la única capaz de volcar los sentimientos más fieros de cualquier animal.


Noche…


Aún me refugio en ti, esperando el momento más profundo de tu misterio y tu oscuridad; pues el secreto se encuentra velado, huyendo de la vista de aquellos que se burlan de tus misterios y prefieren un vano destello de luz perecedera. Sin embargo yo en ti espero ese momento de silencio, de profundidad; donde hasta el animal más fiero calla. Pues necesito callar para escuchar.


Noche…


Tú que te muestras cuando todos duermen; para que con su vista no profanen tus misterios, tu belleza y tu frialdad. Mi alma se extravió en tu oscuridad y sólo entrando en ella podré encontrarla. Sin embargo mientras el frío me paralice, mientras el vacío me aterre te pido que la refugies en lo profundo de tu seno. Pues solo cuando sea digno de ella, descenderé hasta donde está.


Noche…


Aún te encuentro seductora y te espero con los ojos abiertos a que muestres tus misterios, te he esperado quieto en un rincón. Mirando tu inmensidad, te he visto pasar frente a mí pero no he sido digno de tu mirada profunda, que como medusa puede petrificar. Sin embargo la espero sereno pues he mirado el sol y he quemado mis ojos, y así con mis ojos negros puedo soportar la profundidad de tus sombras.


Noche…


Estoy listo para sentir el temor que quiebra los huesos, el frío que congela las entrañas y aun así quema desde dentro del ser. Estoy listo para contemplar tu profundidad pues ahí reside mi alma extraviada, ahí reside el fin de mi ciclo, el final de mi búsqueda; pues después de contemplar lo más oscuro de tu profundidad, solo me quedará salir de nuevo a la luz de un nuevo día. Pero nunca más solo de nuevo.

Noche, que esperas para mirarme a los ojos…


Carlos Franco
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